“Las vueltas que da Sevilla”



Unas de mis reflexiones mas descriptivas, fue ésta que a continuación expongo. Tal vez, fruto de ese viaje sobre mi niñez, creara después la misma descripción en forma de música. La misma Esencia con nombre de Antaño, "Serva la Barí", que es mi ciudad: Sevilla la Bella.



Serva la Barí es el nombre más flamenco de la ciudad y los gitanos llegaron a Sevilla durante el siglo XV. Serva quiere decir Sevilla, y el término barí es una expresión calé para designar una cosa brillante, de calidad superior, como una alhaja. Por eso cuando los calorros quieren resaltar una cosa que les atrae dicen que eso tiene barí.

Espero que os guste este tema mientras os cuento uno de mis repasos de antaño: "Las vueltas que da Sevilla". Homenaje a mi banda y mi destino que siempre gira y gira al compas del tempo flamenco sobre mi ciudad y mi barrio .



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Sevilla, como escenario, Triana, testigo diario de una de las funciones principales que ni el Lope de Vega podía igualar. Yo era pequeño y en la calle Betis, la Zapata para mí era como un patio de Butacas. Si miraba a la izquierda, un puente con sabor a agua dulce me tomaba de la mano para invitarme hacia un palco privilegiado, y escuchar una sinfonía cofrade con vistas al mar de la Hispalis romana, o torres árabes como la del oro, y aquella giganta a lo lejos, coronada con una veleta que es como la vida misma: gira y gira. La vida da muchas vueltas.


Esa era mi reflexión constante, mientras tanto pensaba en mi destino, sin abandonar los sones dulces que sobre el escenario del muelle de la sal deleitaban mi pensamiento y me educaban el alma con sueños dulces que giraban por mi mente.


Giro hacia mi barrio pero no abandono mi vida, mis sueños, sigo reinando y reinando, y no sólo porque cruce un puente de reyes. Circulan por mi mente música y sones que me atraen. Giran y giran… Me doy una vuelta, por mi barrio, voy a ver y experimentar otros giros musicales, las cornetas y tambores que acompañan a los pasos de mi barrio, Triana.


Sentía una ilusión frustrada: No poder tocar en ninguna banda. Hoy no es así, hay bandas juveniles por diversos lugares, pero en mi infancia no tuve esa suerte, motivo por el cual me sentía más y más atraído. Mi consuelo no era otro que visitar a la banda que ensayaba en Sevilla, pasado un tiempo supe que era la banda de “Los Despojos”, sentía que mi destino, mi vida, era esa: Vivir con la música y sentir muy adentro los toques de mi Semana Santa. Soñaba crecer y hacerme grande para poder disfrutar como cualquier músico. Soñaba que todo cambiaría, que algún giro daría mi vida.


Afortunadamente, llegó el día en que mi hermandad creo una Banda Juvenil, comencé a tocar, a aprender, y desde ese momento soñaba componer marchas escribiendo en partituras las nociones de música que en la escuela me enseñaban y compartí con mis amigos de siempre un arte maravilloso. Ocupaba todas las horas de mi tiempo, pero en ningún momento, rechazaba los sonidos de Sevilla, o lo que es lo mismo, los sonidos de Agrupación Musical, que en aquel entonces, no sonaban como ahora, porque hoy día las cornetas y tambores y las agrupaciones musicales van casi juntos de la mano.


Había mucha diferencia y yo sólo era un principiante de la corneta, un soñador de armonías, quisiera pertenecer a esa agrupación para mí inalcanzable, pero bueno, era muy feliz junto a mi gente de Triana, en el entorno de las cornetas y tambores, y me bastaba tener el consuelo de asistir por la noche a aquellos hipnotizantes ensayos a la vera del río, noche tras noche, dando gracias al cielo de Sevilla por darme la oportunidad de cumplir el sueño de ser un músico más, dentro del círculo que nuestra Serva La Bari atesora con su música cofrade.


En mis años de madurez, unos de los momentos más hermosos de mi vida, comencé a dirigir bandas de cornetas y tambores, grabar discos, enseñar, formarme, aprender… Sentí que mi vida tenía sentido al igual que la música o que la música tiene incluso más sentido que la vida ahora que lo pienso, por que te da el poder de inmortalizar tu paso por ella, claro que tiene sentido, la música da muchas vueltas, muchos giros, si no, no avanza, no suena.


Mira por dónde entre unas y otras reflexiones, ya como adulto, rememoro aquellas noches en las que pensaba el destino de mi vida, mirando a la Giralda. Los sueños se cumplen pero para que se hagan realidad, hay que estar despiertos, con los pies en la tierra, porque la tierra al igual que el giradillo, también da muchas vueltas.


Y si la vida gira y gira, Sevilla también, y el milagro se produjo cuando la música de Sevilla llamó a mi puerta. Aquella familia que se reunía a pocos metros del barrio que me vio nacer, la que conocen como “Agrupación Musical Nstra. Sra. De los Reyes” y su director Juan A. Ramírez Téllez al frente me invitaron a su casa, me acomodé y hoy día no puedo creerme el lugar que tengo en ella, soy el más afortunado. Aun más si cabe cuando todas mis inquietudes musicales y nuevos giros que rondaban por mi mente, que para muchos ortodoxos eran rotundamente inaceptables, para esta familia era algo muy normal. Me sentía y me siento en la Gloria, y el giraldillo que apuntaba y apunta al cielo proclamando ser el vigía de la ciudad, también corona mi bandera, mi estilo, mi patrona, mi música, todo. Todo.


¿A quien le agradezco que mis sueños se cumplieran? ¿A quien le explico que la magia existe? ¿Quien me discute que la vida al igual que la música, da muchas vueltas? Ahora entiendo cual es mi misión, continuar con nuevos giros musicales el encanto de la música de Sevilla, la de Agrupación Musical y ayudar a comprender que “Sevilla, al igual que la música, que es maravillosa simplemente por que la música es la vida, da muchas vueltas”. Ay… Las vueltas que da Sevilla.


Felicidades Familia, que no se pare el tempo.

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